VI Gran Campaña de Recogida del Banco de Alimentos de Araba
Nos puede pasar a todos.
Esta es la conclusión que transmite Daniel Fernández al hablar, presidente del Banco de Alimentos de Araba (BAA), que nos cuenta relatos como el de un chico de Nanclares de Oca que llegó en bici hasta el almacén que el banco tiene en Jundiz. Este chico llevaba una semana sin comer porque su padre había muerto y no contaba con ningún recurso propio.
Esta es una de las tantas historias a las que se enfrentan habitualmente en el BAA. 61 voluntarios, la mayoría de ellos jubilados, que prestan su tiempo para ayudar en la medida en la que pueden a los más necesitados. “El Banco está para ayudarles a que coman mientras están formándose o buscando trabajo”, nos explica Daniel Fernández.
Y así sucede en el caso de 4.500 personas de unas 1.200 familias. Todos ellos supervisados desde hace un tiempo por las trabajadoras sociales del Ayuntamiento de Vitoria, que valoran con frecuencia a estos beneficiarios para que solo reciban los alimentos quienes realmente lo necesiten.
Pero todavía existe un número relevante de personas que están ocultas, que lo está pasando mal y a las que no saben cómo llegar desde el Banco de Alimentos. Por ejemplo, “las personas mayores que antes estaban en una estrato social medio y que ahora están por debajo de lo necesario”, explica Daniel Fernández.
Lo que pretende el BAA es que las personas que conozcan a alguien en estas circunstancias se lo comuniquen a ellos. Para esos casos, el BAA les entrega una bolsa de emergencia durante un tiempo hasta que los derivan a las trabajadoras sociales.
Por eso, además de recoger cerca del 30% de los alimentos que utilizarán a lo largo del año, lo que pretenden también con la «VI Gran Campaña de Recogida» es concienciar a la población de que lo que hoy les pasa a unos, mañana nos puede pasar a nosotros. Y sobre todo que las personas “se mentalicen de que hay gente que nos necesita”, apunta Fernández.
Lo mismo opina Martín Fiz, atleta y embajador del Banco de Alimentos: “Yo suelo decir que la vida da muchas vueltas. La crisis económica se ha llevado por delante a muchas familias que antes eran pudientes y que ahora tienen que ir al Banco de Alimentos. Quizás quien tiene algo ahora, dentro de unos años no tiene nada”. Fiz también recuerda que “hay personas anónimas que no se atreven a acudir, pero que lo necesitan para tener algo que llevarse a la boca”.
Luchar contra el despilfarro
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “el volumen mundial de despilfarro de alimentos se calcula en 1600 millones de toneladas en el equivalente de productos primarios”.
Además, según añade la FAO, “sólo un bajo porcentaje de los alimentos desperdiciados es compostado: una gran parte termina en los vertederos, y representa un porcentaje elevado de los residuos sólidos urbanos”.
Luchar contra el despilfarro y aprovechar al máximo los alimentos donados para atender a las necesidades de las personas con carencias urgentes.
Estos son dos de los principios que el BAA, al igual que los 55 Bancos de Alimentos que existen a nivel nacional, incluyen en sus estatutos. No en vano, se denominan a sí mismos como Asociación contra el Despilfarro de Alimentos “Banco de Alimentos de Araba”.
Para conseguir estos objetivos, trabajan en tres frentes bien diferenciados.
El primero de ellos, como nos cuenta Daniel Fernández consiste en “colaborar con supermercados que tienen que tirar productos porque no se pueden vender, pero son comestibles. Tenemos un calendario de recogida de lunes a viernes”. Es lo que se llama recogida de “último minuto”. Como reconoce Fernández, “actualmente los supermercados se vuelvan muchísimo. Por lo menos algunos de ellos”.
De esta forma, evitan que casi un 60% de alimentos vayan a la basura. Su intención es ir más allá y trabajan con el Gobierno Vasco para llegar a un 80%. Pero para ello, necesitan la colaboración de los supermercados. Y que estas superficies les faciliten el trabajo y coordinen las fechas para que los alimentos no se pierdan y sean realmente consumibles.
En segundo lugar, permanecen en contacto con Bancos de Alimentos de otras provincias y realizan intercambios para no desaprovechar ningún alimento.
Y por último, también se relacionan con entidades que realizan eventos. «Recogemos los alimentos que les han sobrado y que si no, tendrían que tirar a la basura”, comenta Fernández.
Voluntarios que contagian la ilusión
1.500 voluntarios repartidos en tres turnos diarios es lo que necesita el BAA para llevar a cabo la «VI Gran Campaña de Recogida». “Siempre contamos con los que tenemos en la base de datos de años anteriores”, apunta Fernández.
Es un trabajo que se organiza desde agosto empezando por la logística, y que termina los últimos días de noviembre cuando 32 coordinadores se encargan de llamar y de dar las instrucciones a los voluntarios, como explica Jaime Bobadilla, miembro del área de presidencia del BAA.
Ilusión, sonrisas, emoción, nervios a flor de piel, noches sin dormir… Alegría por lo que están haciendo es lo que transmiten los voluntarios con los que charlamos durante la mañana del viernes 30 de noviembre.
Nada más vernos, los voluntarios nos entregan un papel con los productos prioritarios que necesita el Banco de Alimentos. Y así sucede en cada uno de los 80 establecimientos de Álava durante el viernes 30 de noviembre y el sábado 1 de diciembre.
Elena, supermercado de la Plaza de Abastos
Como nos cuenta Elena, voluntaria del supermercado BM de la Plaza de Abastos, “desde el principio han respondido muy bien y se nota. Colaboran todos, pero sobre todo la gente humilde, la gente del pueblo”.
Elena nos confirma que también se están utilizando los “bono alimentos”, sobre todo “en el caso de señores mayores que vienen solos y no saben qué comprar”.
Ella lleva 3 años colaborando en la recogida de alimentos, y mientras pueda seguirá viniendo. Le apetece ayudar en este tipo de acciones, y ahora que no trabaja puede dedicarle más tiempo.
Montse y Eusebio, supermercado de la calle Pío XII
Montse y Eusebio, ubicados en Eroski de la calle Pio XII, nos cuentan emocionados como la gente joven también aporta su granito de arena. Montse nos aclara que “hay gente joven con mucha concienciación y que a los niños también les hace mucha ilusión traer el paquete. Vienen como si trajeran un regalo y se les nota en los ojos”.
A los voluntarios que han participado en años anteriores les llaman los coordinadores del Banco de Alimentos unas tres semanas antes. Se ponen de acuerdo sobre el día y la hora donde tendrán que estar durante su turno. Montse nos cuenta que “a nivel personal tiene muchos alicientes. Solo son cuatro horas”.
Eusebio, además, es de los que colabora a lo largo del año con el Banco de Alimentos. En este caso, recoge los alimentos que luego repartirán las monjas del convento que hay en la calle Angulema. “Hasta hace año medio lo hacía casi todas las semanas porque ninguna monja tenía carnet de conducir. Ahora tiene carnet la hermana superiora; pero si un día no puede, me llama para que vaya yo”.
Para rematar, mientras la gente no deja de entregar alimentos en el puesto habilitado, Montse concluye que “cuando la necesidad es tan cercana nos hacemos más buenos. Y esto es muy cercano”.
Pilar y Álvaro, supermercado de la calle San Prudencio
Pilar y Álvaro nos cuentan que ya es su cuarto año colaborando en la gran recogida y su segundo año juntos en el supermercado BM de la calle San Prudencio. Álvaro comenta que “hasta donde no llegan las instituciones, intenta llegar la gente de la calle”.
Mucho aceite, pañales y los “bono alimentos», eso es lo que más están recaudando estos dos voluntarios. Como explica Jaime Bobadilla del BAA “es un gran recurso para nosotros cuando hace falta y nos evitamos problemas de caducidades”. En el Banco de Alimentos no tocan ese dinero en forma de bonos. El supermercado les dice la cantidad de euros que tienen y a lo largo del año, en cualquier momento, pueden utilizarlo.
Eduardo, supermercado de la calle General Álava
En el BM de la calle General Álava, Eduardo se afana en colocar los productos lo mejor posible en las enormes cajas destinadas a la recogida. “Aquí se aprende a jugar al tetris. Esta es la tercera caja y en cada una de ellas caben unos 1.000 kg.”. Eduardo lleva 6 años colaborando en la recogida, algunos de ellos como coordinador.
Se conoce la mecánica, pero no puede evitar emocionarse: “Yo esta noche casi no duermo. Me pega un subidón de toda la gente que ayuda. Me pongo a flor de piel. Por ejemplo, una chica nos ha traído el carro lleno hasta arriba”. Además, Eduardo añade que es muy bonito observar “el efecto simpatía. Cuando alguien da, el de atrás también se anima».
La Fundación Vital y el Banco de Alimentos de Araba (BAA) mantienen desde hace años una estrecha colaboración con el objetivo de dar a conocer a la poblacion esta labor humanitaria orientada a prestar ayuda a las personas que más lo necesitan. De hecho, Josune Albizu, directora de la Fundación Vital, aclara que “desde el pasado año hemos incrementado de forma muy importante nuestra aportación al Banco de Alimentos para que se puedan adquirir alimentos con un alto valor nutritivo, como son los huevos y las patatas, productos que por su fragilidad o peso no se suelen donar y que el propio banco nos indicó que eran especialmente necesarios”.