El arte de documentar historias
Desde hace más de un siglo, el cine se ha convertido en uno de los grandes entretenimientos de la humanidad. Pocas sociedades, por no decir ninguna, no se han rendido al séptimo arte, y gracias a los tiempos que corren hoy podemos disfrutar de películas de cualquier rincón del planeta. El cine sirve para entretener, pero también para enseñar realidades diferentes a la nuestra. De hecho, los primeros pasos de esta vanguardia tienen un profundo calado documentalista.
El 28 de diciembre de 1895 París era testigo de la primera proyección cinematográfica de los Hermanos Lumiere, padres reconocidos de aquel nuevo invento. Las primeras imágenes que vio el público fueron las de un grupo de obreros saliendo de la fábrica y el vaivén de la gente en una estación de trenes. El cine nació documentando el día a día del ser humano, y más de 100 años después hay quien sigue esos derroteros.
102 años separan la décima Semana del Cine Documental Vasco con el estreno de ‘Nanook, el esquimal’, el que se considera el primer largometraje en la historia de este género. Han pasado muchos años, pero las y los creadores siguen queriendo preservar visiones, historias y personajes reales sin ningún tipo de ficción de por medio. Y resulta llamativo que en una tierra tan pequeña como la nuestra año a año se estrenen decenas de proyectos. Algunos pasan más desapercibidos que otros, pero no cabe duda de que el cine documental vasco vive un buen momento creativo.
Durante la última edición de ZINEMASTEA robamos unos minutos a todas las personas que vinieron a presentar su trabajo. Las sentamos frente a las cámaras y les invitamos a hablar. El resultado de esas charlas se puede observar en el cortometraje que hoy presentamos en este artículo. Unos minutos en honor al cine documental, el género que nos inspira y nos enseña que el mundo es diverso y apasionante. Un cine que nos acerca historias inspiradoras y que pone voz a injusticias que suceden alrededor nuestro.
Disfruten del cortometraje 😉