La dignidad animal
En apenas 15 años, la asociación Apasos ha conseguido lo que para mucha gente es un auténtico milagro, acabar con los sacrificios animales en nuestro territorio.
Mahatma Gandhi dijo que la grandeza de una sociedad puede juzgarse por la forma en que trata a sus animales. Si tomamos sus palabras como un ejemplo a seguir, Álava puede sentirse orgullosa. Desde hace años, el CPA (Centro de Protección Animal) de Vitoria-Gasteiz no realiza sacrificios de animales. Esto ha sido posible gracias a una asociación que cada día trabaja de forma desinteresada.
Creada en 2004, Apasos nace de un grupo de personas que creen poder mejorar las condiciones de los animales recogidos en el CPA vitoriano. 14 años después y gracias a su estrecha colaboración con los funcionarios del centro, el casi centenar de voluntarios de la asociación ha mejorado considerablemente la estancia de los animales que acaban en aquel sitio. No ha sido tarea fácil ya que ha requerido (y requiere) un esfuerzo importante, ya sea económico o humano. Pero el trabajo de campo y las labores de concienciación poco a poco han ido dando efecto. Si miramos los datos de abandono de los últimos años se recoge una tendencia esperanzadora. De los 1652 animales recogidos en el CPA en 2013 hemos pasado a los 1301 en el año pasado.
Luis cree que son datos esperanzadores. Este economista retirado lleva casi 5 años colaborando con Apasos, mas o menos el tiempo que lleva con él su perrita adoptada. Luis nos hace de guía por el CPA, una buena forma de entender el impacto del abandono de los animales en nuestro entorno y de la necesidad del apoyo de Apasos. La visita arranca viendo los habitáculos en los que viven los perros. No llevamos ni 5 pasados y nos sorprende la cantidad de perros de raza Pitbull que hay en el CPA. Nuestro anfitrión nos da un dato llamativo: más del 60% de la población canina del CPA pertenece a esta raza o a similares. Los conocidos como Perros Potencialmente Peligrosos también suelen ser los más abandonados.
Perros que no son tan salvajes como parecen
Aún pareciendo feroces, sus miradas te transmiten una horrible sensación de falta de cariño. Algunos han sufrido el lado más cruel del ser humano, cortándoles las orejas para darles un aspecto más salvaje. Luis nos presenta a Ronaldinho, un caso de abandono que conoce muy bien. Este pitbull tiene cerca de 4 años y fue abandonado siendo una cría junto a su hermana. Ésta fue adoptada, mientras que él sigue buscando un hogar. Ronaldinho no ha conocido otra casa que las cuatro paredes de su habitáculo en el CPA.
Seguimos caminando y el número de pitbulls crece. Luis también se encuentra asombrado, ya que llevaba unos días sin venir y parece que ese 60% del que nos hablaba parecía haberse quedado pequeño.Le preguntamos si se sabe qué porcentaje de los perros registrados en Euskadi es de este tipo y nos indica que no más del 5% pertenece a las razas potencialmente peligrosas.
Los perros ladran al pasar, pero ya no sentimos que sean ladridos agresivos, sino más bien una forma de llamar la atención. Cuando se calman, sus ojos tras las rejas acaban llegándote al corazón. En breve vendrá alguna voluntaria o voluntario de Apasos para darles un paseo. Los cerca de 100 voluntarios de la asociación aseguran que todos los perros tengan un rato de libertad cada mañana y cada tarde. Y todo gratis, por amor a los animales, nos recuerda Luis.
Nos apoyamos y descansamos mientras le hacemos la pregunta: ¿Cómo es posible todo esto? Luis nos da una respuesta amplia pero clara. Apasos es una realidad gracias a sus voluntarios, pero también gracias a los más de 350 socios y socias protectoras. El apoyo público y el de entidades de nuestro territorio como la Fundación Vital hacen posible el que para él es el gran milagro del sacrificio 0. Y cada año, Apasos lanza un calendario que ayuda a costear los gastos de su actividad. La asociación se hace cargo de miles y miles de euros anuales en gastos veterinarios para que cualquier animal que entre al CPA pueda tener una vida digna hasta conseguir el objetivo número 1: conseguirle un hogar. Apasos también costea castraciones tanto caninas como felinas para evitar el abandono.
Los datos de 2018 hablan de unos 850 perros recogidos de los que 346 ya han sido adoptados. Otros descansan en casas de acogida, otro pilar importante para ellos.
Una historia feliz
Nuestra visita está a punto de finalizar. Volvemos al punto de partida donde nos espera una sorpresa un tanto amarga. Atado a la entrada de las oficinas del CPa nos encontramos un precioso podenco de color marrón que se encuentra muy alterado. Luis nos dice que podemos estar ante una situación que él ha vivido muchas veces: el abandono de un animal. Sus dueños hacen el papeleo y salen por otra puerta mientras él se queda allí triste durante unos días.
Cuando escuchas algo así, se te hace un nudo en la garganta. La compasión o vete tú a saber te lanza hacia ese pobre animal. Nos acercamos y le intentamos calmar con alguna caricia, algo que parece calmarle un poco pero que no sirve para hacerle pasar ese mal trago. Ramón, uno de los trabajadores del CPA nos da una alegría. Ese precioso animal se había perdido y en unos instantes iba a reencontrarse con su dueño. Todos, incluido Luis, suspiramos al escuchar la noticia.
Más allá del CPA
No todo el trabajo de Apasos se centra en el centro de Armentia. Como ya hemos comentado, Apasos cuenta con una red de casas de acogida que sirven para poder ayudar a todos esos animales que necesiten de unos cuidados especiales. Desde crías recién nacidas a adultos recién operados, estos hogares ofrecen el calor que necesita el animal en los momentos más importantes. También son un suspirod e esperanza para muchas criaturas como Rocki, que desde 2014 busca un hogar fijo. Después de dos años y medio en el CPA, este perro duerme por fin en una casa de acogida. Mientras tanto Lina, su compañera de jaula busca lo mismo desde julio de 2014.
En los últimos años, el voluntariado de Apasos ayuda a poner en práctica dos actividades en colaboración con el Instituto Foral de Bienestar Social. Tras una llamada de la terapeuta ocupacional del Centro de Autonomía Personal que acabó en una charla allí, Apasos y el CAP pusieron en marcha un programa de acompañamiento con mascotas. De forma quincenal, los voluntarios y un grupo de perros se acercan al CAP para que animales y usuarios/as de este centro (personas dependientes o con discapacidad) se transmitan cariño mutuo.
Algo parecido ocurre de forma regular en la residencia de ancianos de Txagorritxu. Otra charla en la institución que acabó en una nueva actividad. Cada lunes, de dos a cinco voluntarios acuden al centro con el objetivo de tener una sesión de una hora de duración. Durante esos 60 minutos, residentes y mascotas dan todo lo mejor que tienen el uno al otro. Apenas una hora que llena los corazones de humanos y animales. Una actividad sencilla en la que lso voluntarios solo acompañan a las mascotas y que se realiza de forma altruista, pero que obtiene unos resultados muy positivos en todos.
El éxito también está en la formación. Apasos ofrece sesiones formativas en diferentes centros educativos, las cuales sirven para concienciar al futuro de la sociedad alavesa de la importancia del respeto animal. Y no nos podemos olvidar de sus pasarelas, sus eventos de adopción o sus colaboraciones con otras entidades como fue el caso en Mascota_gunea. También hay otras acciones menos conocidas como son las judiciales. La asociación lucha contra injusticias desde todos los puntos, apoyando al animal en su entrada al CPA pero también denunciando a quienes cometen delitos contra su salud. Quizás no sea una de las actividades más bonitas, pero sí parece necesaria.
La clave: adoptar
Volvemos a donde lo habíamos dejado. Es casi mediodía y estamos en la salida del CPA, a punto de despedirnos de nuestro anfitrión en la visita. Le pedimos a Luis que nos de un consejo para ponerle el cierre al artículo. Nos pide que hagamos hincapié en la importancia que tiene la adopción para que nuestro territorio siga sintiéndose orgulloso de mantener el sacrificio 0. Que antes de comprar una mascota, hablemos con Apasos, visitemos su web o las propias instalaciones del CPA. Que antes de dar un paso adelante, valoremos la responsabilidad de mantener un ser vivo como un miembro más de nuestra familia.
Antes de irnos, queremos hacer una foto. Nos volvemos a encontrar con Ramón, el trabajador del CPA que ahora viene con otro precioso perro que recogió en un pueblo alavés. Les pedimos si nos dejan hacerles una foto y nos pide que le acompañemos. Luis y él se fotografían con un perro ciego que es pura nobleza. Esa foto, la que cierra este artículo, es un ejemplo de la coordinación necesaria entre dos entidades que juntas hacen un pequeño milagro animal.
Nos damos la mano y nos despedimos de Luis. Nos volvemos a la redacción reforzando la imagen de Apasos que generamos hace unos días gracias a su compañera Yolanda. Sin su trabajo y el de la gente que pertenece a esta entidad, nuestro entorno sería peor. El respeto por los animales y la concienciación sobre ello es algo que hace tiempo caló en nuestra sociedad. Hoy cuidamos y protegemos a nuestras mascotas como lo que son, parte de nuestra familia. Somos más respetuosos con ellos y en parte es culpa de gente como la de Apasos, que comparten su tiempo para hacer de Álava un oasis en cuanto al respeto animal se refiere.