La pelota, algo más que un deporte
Hacemos un pequeño recorrido a lo largo de la historia de la pelota vasca en Álava. Siglos de historia de un deporte que hicimos nuestro.
Es raro encontrarse con un municipio en nuestra tierra que no tenga un frontón. La pelota es algo más que un juego tradicional vasco, va más allá del espectáculo o práctica deportiva. Este deporte sencillo en el que solo se necesita un espacio amplio, una pared y una pelota lleva siglos enganchando al pueblo vasco. Un deporte en el que nos fusionamos con el cuero y la piedra y que se disfruta con varios sentidos. ¿O acaso hay alguien al que no le gueste el chasquido que genera la pelota al chocar contra la pared?
Aunque no lo parezca, el juego de la pelota no es un deporte nuestro. La humanidad lleva milenios jugándolo en multitud de rincones y de diferentes formas. En la Antigua Grecia se practicaba el ‘Sphaira’, en Egipto se combinaba con danzas y movimientos rítmicos mientras que en el imperio romano la ‘pila’ fue un deporte de gran calado en la sociedad. Los nativos precolombinos nunca conocieron a ningún habitante de los imperios anteriores pero ya practicaban el juego de la pelota en plazas habilitadas para ello. Gracias a ellos descubrimos el caucho, un material muy presente de allá en adelante en la fabricación del elemento primario de este deporte.
Ya en la Edad Media, el juego de la pelota vive una época de extensión a lo largo de Europa. Tanto la realeza y la nobleza como el pueblo llano disfruta en sus momentos de ocio de esta práctica saludable. Las altas clases se enamoraron de este deporte, lo que generó un interés global en torno a él. De ahí nacería el ‘Jeu de Paume’ o juego de palma y con él algunas marcas identitarias que se han mantenido hasta la fecha como son los frontones con trinkete.
A lo largo del siglo XIX arranca la historia de la pelota vasca moderna. Desde tierras francesas empieza a entrar con fuerza este deporte hasta convertirse en el refente deportivo de nuestro pueblo. Durante esos años empiezan a despuntar las primeras grandes figuras manomanistas y la pelota acaba irrumpiendo en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. El siglo XX consagró este deporte gracias a los Atano, Barberito, Ogueta o Retegui.
Historia de la pelota vasca en Álava
Como ya apuntábamos al comienzo, la pelota no nació en Euskadi, pero esta tierra sí que ayudó a que se expandiese y profesionalizase hasta alcanzar una fama internacional. Desde Latinoamérica a Euskadi pasando por los Estados Unidos, la pelota vasca ya es un deporte universal. Pero centrémonos en nuestra tierra y busquemos los orígenes de este juego en Álava. Sabemos a ciencia cierta que pese a no haber existido apenas frontones hasta el siglo pasado, nuestro territorio disfrutaba de la pelota. Los pórticos de las iglesias o los clásicos arcos de los ayuntamientos se utilizaban como frontones improvisados. Se tiene constancia que, por ejemplo, los vecinos de Laguardia en el siglo XVI ya disfrutaban de la pelota y de los bolos.
La pelota no nació en Euskadi, pero esta tierra sí que ayudó a que se expandiese y profesionalizase
Ya en el siglo XIX, más concretamente en marzo de 1821, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ordena la construcción de un juego de Pelota en las Cercas de Abajo del barrio de la Magdalena, espacio que hoy ocupa la calle Vicente Goicoechea. Se trataba de una pared única con firme liso que durante décadas fue uno de los puntos neurálgicos del ocio vitoriano. No fue hasta 1879 cuando el Ayuntamiento decidió construir la pared izquierda para acabar definiendo el frontón, no sin antes haber recibido numerosas protestas de los vecinos y vecinas de la ciudad.
A comienzos del siglo XX, la ciudad observa cómo emerge una nueva Catedral en la zona del frontón. Esto hace que el recinto tenga prácticamente que desaparecer, pero de forma paralela ocurre un suceso que marcará la historia de la pelota vasca en Álava. En 1911 fallece la ilustre Felicia Olave y deja en herencia a la ciudad unos terrenos sobre los que construye unas paredes que se usarán como frontón. 3 años más tarde el empresario Juan Alti construye una cubierta sobre el frontón, naciendo así el Vitoriano, la primera catedral pelotazale de la ciudad.
Aquel recinto deportivo acogió durante más de 50 años un sinfín de partidos de pelota, jugando en él todas las grandes figuras de la época. De todas ellas hay que destacar una, la del pelotari alavés más importante de la historia. Toda una leyenda que marcó a varias generaciones. Naturalmente hablamos de José María Palacios, más conocido como Ogueta, el ciclón alavés. Desde 1952 hasta 1976, Ogueta forjó una leyenda gracias a sus dos txapelas en el Manomanista y otra en el cuatro y medio. Disputó casi un millar de partidos y el tiempo lo acabó colocando entre los pelotaris más destacados e importantes del siglo XX. El mejor homenaje lo obtuvo cuando en 1979 y debido a que el frontón Vitoriano se había quedado obsoleto, el ayuntamiento de la capital alavesa decide construir el complejo pelotazale de Mendizorroza. El frontón principal, dedicado a la pelota llevará su sobrenombre. El frontón de cestapunta recibiría el nombre de la ilustre Felicia Olave, sin duda una pieza clave en la historia de la pelota alavesa.
Pasado, presente, futuro
Parece casi imposible que en los tiempos de internet y de las nuevas tecnologías un deporte como la pelota tenga su sitio. Sin embargo, la cantera sigue funcionando, y aunque no al ritmo de años atrás, son muchos los niños y niñas que apuestan por las distintas modalidades de este bello deporte. Solo hay que acercarse a un frontón para comprobar que sigue habiendo una magnífica actividad pelotazale. Buena culpa de ello la tiene la Federación Alavesa, que organiza un calendario intenso prácticamente los 365 días del año. Torneos como el Interpueblos se han convertido en una buena forja para futuras estrellas de nuestro deporte.
Otro gran torneo es el de La Blanca. Desde hace 23 años, esta competición cierra la temporada alavesa de pelota vasca. El torneo no solo es un gran escaparate para las futuras promesas y pelotaris aficionados. También es una preciosa actividad que llena a diario el céntrico frontón de la plaza de Los Fueros. 11 días de competición en el que parejas de diversas categorías y edades compiten para llevarse la txapela en la final del día 9. Un torneo que Fundación Vital apoya y admira por el magnífico trabajo que supone para potenciar este deporte tan nuestro desde el deporte base.
El futuro de la pelota está asegurado. Hoy solo nos queda esperar y seguir apostando por este deporte que desde hace siglos es parte del ADN de nuestra cultura. Ya falta menos para descubrir al nuevo Ogueta.
Este artículo no hubiese sido posible sin las referencias obtenidas de ‘El juego de Pelota en Álava’ de Tino Rey, Sergio Martínez, José Mª Dossantos y Santiago Arcediano (ISBN: 84-89144-07-9)
Artículo publicado originalmente en julio de 2018